Sarriá tiene un agradable paseo junto al río y una callejuela con todos los albergues que tiene mucho encanto. Tras sellar la credencial salimos rumbo Portomarín. Os engañaría si os digo que no estoy un poco nervioso por lo que nos podamos encontrar.
La verdad ha sido un muy agradable paseo de 4 horitas, cruzando bosque y caminos rodeados de naturaleza con un magnífico final cruzando el Miño para entrar en Portomarin.
El alojamiento ha sido un complejo rural junto al río donde nos hemos pegado incluso un baño en el río. Ha sido una gozada. La comida floja pero el sitio una delicia.
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